Al igual que otras formas de actividad física, el Tai Chi puede ser un método eficaz para ayudar a reducir el riesgo de enfermedades del corazón. La práctica mente-cuerpo, que se caracteriza por movimientos suaves y respiración profunda, ofrece una forma alternativa de ejercicio que puede apelar en particular a las personas de edad avanzada o frágiles.
Aunque el número de estudios sobre el tai chi es limitado, varios de ellos han demostrado que el Tai Chi puede reducir ciertos factores de riesgo cardiovascular, incluyendo la reducción de los niveles de colesterol y triglicéridos, aumentando los niveles de colesterol «bueno», desacelerando el ritmo cardíaco y mejorando la presión arterial.
Además, se ha comprobado que el Tai Chi mejora la fuerza y los músculos de las extremidades superiores e inferiores, por lo que es bastante eficaz para combatir la artritis. También mejora los músculos de la espalda y el abdomen lo cual ayuda a los dolores musculares y reduce los niveles de estrés y ansiedad debido al control de respiración necesario para realizar los ejercicios.
Una estudio realizado el año 1996, asignó al azar a 126 sobrevivientes de ataques cardíacos y en el grupo que realizó Tai Chi durante ocho semanas se encontraron mejoras tanto en la presión arterial diastólica como sistólica. Los participantes también fueron más propensos a seguir practicando tai chi con el tiempo.
Los investigadores dicen que se deberían realizar más estudios, ya que muchos de los ensayos que se han hecho son de muestras pequeñas, se prescriben en diferentes regímenes y son diferentes tipos de tai chi. Estas limitaciones hacen que sea difícil llegar a conclusiones firmes acerca de los efectos benignos de este deporte.