La apiterapia es la parte de la medicina que emplea el veneno de la abeja para curar ciertas enfermedades, tales como lumbalgia, artritis, artrosis, Alzheimer, nervio ciático, etcétera, teniendo siempre en cuenta los puntos y los meridianos para su aplicación. En Corea del Sur existen muchísimos profesionales que aplica este tratamiento, y lo denominan como medicina misteriosa.
¿Cómo actúa y qué contiene?
Las abejas genera un producto denominado apitoxina, este mismo es segregado por dos glándulas, una alcalina y una ácida, ubicadas dentro del abdomen de la abeja obrera. El producto tiene una consistencia líquida, es transparente, de sabor amargo y con un olor a miel muy acentuado.
La apitoxina es también comercializada como crema curativa, para tratar inflamaciones de origen traumático, hematomas agudos, tendientes, contusiones, esguinces, edemas, contracturas, distensiones de ligamentos, lesiones deportivas y desgarros musculares.
Este veneno contiene melitina, adolapina, apamina, fracción Oa y adolapina en fracciones moleculares pequeñas, mientras que en fracciones altas contiene A2, fosfolipaso, MCDP y hualuronidaso.
Indicaciones y acción del veneno de abeja
- Anti coagulante y circulatorio
- Antiinflamatorio y analgésico
- Sube las defensas y baja la tensión arterial
- Aumenta los componentes de la sangre
- Cura accidentes y lesiones
Hay diferencias grandes entre las drogas utilizadas comúnmente como antiinflamatorios y el veneno de la abeja, debido que el veneno actúa de manera indirecta en el problema, alentando al organismo a que realice su trabajo propio de sanación.
Las drogas comunes atacan al problema de manera directa, es decir van directo al germen y a la larga terminan entrenando al sistema inmunológico, haciendo que este se torne indiferente o apático.
Si bien la apiterapia no suele curar todo, esta misma ayuda a aliviar los dolores. En la primer sesión, probablemente el terapeuta realice una prueba que demora 25 minutos para ver como lo tolera el cuerpo. Luego, el período de cada sesión dependerá de cada paciente.
Autora: Flavia Porro