Los poderes curativos de algunas plantas son conocidos desde hace miles de años. Este tipo de plantas ya se utilizaban en la antigüedad para aliviar y curar ciertas dolencias. Las plantas medicinales proporcionan múltiples beneficios para la salud, sin aportar efectos secundarios. Gracias a la gran diversidad que la naturaleza nos ofrece, es fácil encontrar una planta para tratar cualquier síntoma o enfermedad.
Las plantas medicinales más usadas
Existen plantas medicinales que se toman directamente sin necesidad de ninguna preparación especial. Otras plantas pueden utilizarse frescas, secas, en infusión o en forma de cataplasma para aliviar ciertos síntomas.
El romero: esta planta tiene numerosas propiedades curativas si se toma en infusión; ayuda a prevenir la anemia por su índice elevado en hierro, es eficaz contra la retención de líquidos y los dolores de la menstruación, ayuda a combatir los problemas de enfermedades respiratorias y ayuda a prevenir el cáncer y el Alzheimer.
La menta: esta hierba aromática tomada en infusión de hojas secas previene los problemas de cataratas, baja el nivel de fiebre, es eficaz contra la depresión y la ansiedad y reduce las inflamaciones producidas por picaduras de insectos (aplicada en forma de cataplasma).
La canela: esta planta aromática es utilizada para aliviar los problemas digestivos, respiratorios y circulatorios, además de ser considerada como un buen afrodisíaco.
El orégano: los beneficios del orégano son digestivos, expectorantes y antisépticos si se toma en forma de infusión, además ayuda a prevenir el cáncer y mejora la memoria.
Verdolaga: esta planta ayuda a combatir las enfermedades urinarias y a disolver los cálculos renales. Favorece la reducción de la obesidad al ser diurética. Aplicada en forma de cataplasma ayuda a calmar los dolores de vientre y los ojos cansados.
Aloe Vera: debido a su gran aporte de vitaminas y minerales es ideal para tratar la sequedad de la piel, las quemaduras, el acné, los dolores reumáticos, la artritis y el colon irritable.
El laurel: ideal para aliviar las digestiones pesadas, las afecciones respiratorias y reducir la probabilidad de enfermedades cardiovasculares. Tiene efectos diuréticos.
La manzanilla: gracias al aporte de aceites esenciales y sales minerales es apropiada para el buen funcionamiento digestivo, nervioso y para tratar dolores musculares. Aplicada en cataplasma es perfecta para la conjuntivitis y las picaduras de insectos.
El anís verde: es un gran aliado en caso de problemas digestivos en los bebés. Favorece la digestión y elimina el mal aliento, además de aliviar los espasmos intestinales.
Higos secos: aunque tienen un elevado porcentaje de calorías, los higos secos proporcionan un gran aporte de fibra regulando así el tránsito intestinal. Además, proporcionan vitamina C y hierro muy aconsejable en el caso de las anemias. Tienen un alto valor en potasio que favorece el ritmo cardiaco y ayuda a regular el sistema nervioso. También aportan el calcio esencial para prevenir los problemas óseos y tienen propiedades anti cancerígenas.
Avellanas: este alimento es muy rico en vitamina E y antioxidantes. Previenen el envejecimiento de la piel y ayudan a reducir el colesterol. Aportan un gran valor de ácido fólico.
El tomate: es una buena forma de prevenir el cáncer de próstata, pulmón, estómago, mama y útero además de reducir el colesterol en sangre. Es preferible comer el tomate cocinado para favorecer la absorción de todos sus componentes.
El ajo: es una planta perenne y resulta un gran aliado para mejorar la circulación de la sangre y favorece la eliminación de líquidos. Es un gran bactericida que ayuda a combatir problemas respiratorios y digestivos además de ser un poderoso aliado contra el cáncer.
El brócoli: este alimento, utilizado por los romanos y los griegos, combate eficazmente problemas visuales como la miopía, la vista cansada y los ojos irritados. Ayuda a eliminar líquidos.
La zanahoria: esta planta es una gran fuente de vitamina A y de antioxidantes. Previene las enfermedades del corazón y favorece la circulación de la sangre evitando así la formación de trombos. La falta de la vitamina A puede producir ceguera nocturna, cansancio y problemas en los dientes y la piel.
Desirée R.A.