Si con las prisas del día no acabamos enfermos, es porque nuestra fortaleza interior es un auténtico muro muy bien construido. Pero esto no es la regla general y muchos de nosotros, nos dejamos invadir por el estrés y la angustia de no llegar a tiempo a las metas de nuestra vida.
Es muy difícil suprimir las causas del estrés de nuestra vida, pero sí podemos adoptar algunas prácticas que nos permitan dedicarnos a nosotros mismos y relajarnos. El yoga es una de las prácticas ideales para relajarte y mantenerte en buena condición física.
Se trata de una práctica de meditación, proveniente de la India, que busca crear un equilibrio físico, mental y emocional en el practicante. Para ello debe respirar y meditar colocándose en ciertas posturas para lograr este balance.
La importancia de mimar cuerpo y mente
Hay personas que encuentran aburrida esta disciplina. Otras a las que incluso les puede dar vergüenza decantarse por esta disciplina. Sin embargo, los beneficios del yoga están científicamente probados. Y no son pocos. Quienes lo practican, gozan de una salud casi de hierro.
Con la práctica habitual del yoga, músculos y articulaciones ganan en resistencia y flexibilidad y, con ello, desaparecen muchos de los dolores que hasta el momento, invadían nuestro cuerpo. Aunque a simple vista parece que el yoga no provoca cambios en el cuerpo, la realidad es que fortalece nuestros músculos. Así conseguimos un cuerpo más duro, tonificado y además flexible.
No solo beneficios físicos
Los beneficios del yoga se notan desde la cabeza hasta los pies. Saber colocar la cabeza es fundamental para evitar problemas de cuello y espalda y hasta dolores de la zona lumbar. El yoga no consiste en quedarse quieto, sino que al hacerlo, nuestras articulaciones se mueven sin parar, y esto repercute en su bienestar. Nuestras vértebras, y con ella la espina dorsal, se mantendrá suelta y no oxidada.
Las posturas o asanas facilitan la oxigenación de las células y mejoran la circulación de la sangre, el sistema linfático, el corazón, la presión arterial y, por supuesto, erradica el estrés. Sin ansiedad comeremos menos y mejor, bajará el colesterol, iremos mejor al baño, etc.
Al sentirte mejor, estarás de mejor humor y serás mucho más optimista.