Es una palabra Sánscrita compuesta por DEE (transferencia) y KSHA (digestión) y se le llama así por la transferencia de energía que emana de una persona para proporcionársela a otra.
Se lleva a cabo poniendo tanto emisor como receptor de frente, el receptor (quien recibe) se coloca en cunclillas mientras que el emisor (quién emite) coloca sus manos sobre la cabeza del receptor, transfiriéndole toda la energía y carga positiva; esta también se puede transferir por medio de la intención.
Con esto, se pretende crear una conexión absoluta con la divinidad del propio ser y el amor de uno mismo, llamado “el amor universal”. Es un proceso de autorrealización espiritual, recibiendo la energía primordial que abre el sistema energético de cada persona, y la cual permite una digestión, ya sea gradual o instantánea, dependiendo de cada uno.
Esta palabra también es conocida en occidente como “Diksha” o “Bendición de Unidad” o “Oneness Blessing” pero la connotación es la misma.
Esto produce un cambio neurológico en el cerebro, equilibrando su funcionamiento, creando cambios en la percepción de uno mismo y el universo.
Uno de los resultados que genera es la forma en que se percibe el sufrimiento, cambia considerablemente y produce así un crecimiento hacia la integridad.
Se dice que se pierde el miedo a ser exacto y totalmente el “¿Quién soy?” y “¿Cómo soy?”, se minoriza la autocrítica, la resistencia interna y auto- exigencia.
También se dice que hace que uno se conecte con emociones, percepciones y pensamientos inocentes que habitan en uno mismo. Se adopta la tolerancia como hábito para combatir la resistencia y lucha, que hay dentro de cada ser.
Se experimenta con la sanación e integridad misma.
Esta transferencia no esta peleada con ninguna religión, credo o dogma, por lo cual es universal.